Un paraje que se encuentra en las alturas que muestra la belleza de la Quebrada del Toro.
Siguiendo por la ruta Nacional 51, en el km 87 y a 10 km de Gobernador Sola se encuentra este paraje a 2800msnm después de cruzar en el camino varias veces las vías del célebre “Tren a las nubes”, para llegar a este solitario lugar que se encuentra entre Salta y San Antonio de los Cobres.
Es algo especial, poder apreciar la obra y el espíritu con que Sigfrido Maximiliano Moroder, el conocido padre “Chifri” realizo por los chicos de la Puna.
Fundó 21 escuelas en 27 comunidades, para que los jóvenes entiendan el desarrollo socio-económico de la región y se arraiguen más a su tierra.
El nombre alfarcito proviene de alfalfa que es una planta utilizada como forraje, que pertenece a la familia de las leguminosas. Seguramente en otros tiempos los arrieros se detenían aquí para alimentar la hacienda que cruzaban a pie hacia el desierto de atacama en el vecino país de Chile.
Las familias que residen en este lugar, realizan trabajos de artesanías, poseen una economía de subsistencia basada en la producción agrícola y la cría de cabras y ovejas.
Ansiosos por conocer este paraje nos preparamos después de un reparador desayuno y ya estábamos listos para iniciar nuestro trekking, acomodamos nuestras mochilas y chequeamos los equipos, atrás quedaba la capilla bajo un sol agobiante característico de esta región desértica.
Nuestro objetivo era ascender al cerro azul durante el recorrido pudimos apreciar el paisaje de la quebrada , el camino se tornó angosto y de un color por momentos rojizo...
Antes de iniciar el ascenso le pedimos permiso a la Madre Tierra para transitar la montaña y que nos permitiera llegar a su cumbre… Iniciamos el ascenso.
El terreno presento un camino muy cómodo al principio que nos permitió adelantar nuestro paso y en un momento ganamos buena altura.
El paisaje explotaba en colores, las ganas de subir y la fuerza interior que genera esta actividad nos impulsó a ascender a buen ritmo, pasamos por desniveles pronunciados que nos permitían ver más abajo el lugar donde habíamos dejado nuestros vehículos en la ladera de la montaña.
Creo que a veces este tipo de salidas de trekking en altura nos pone en una actitud muy personal de pensar y decidir qué hacer… solo la fuerza del espíritu hace que uno siga para adelante, mas allá de estar bien preparado a nivel físico.
En los diferentes tramos del ascenso se podía contemplar distintas cumbres como el Chañi de 5.930 msnm, el Paño 5420m y el nevado de castilla de 5500msnm.
Seguimos nuestro tekking ganando altura evidenciado por los pastizales tan característicos de la región.
Encontramos algunas mesadas que sirven como miradores naturales donde pudimos apreciar por donde bajaba el rio antes de la sequía tomamos nuevamente la senda por los filos de la montaña y continuamos ganando altura, en este tipo de suelo uno debe ser cuidados porque hay muchas partes de roca sueltas llamadas acarreos por los lugareños.En uno de los tantos desniveles aprovechamos para almorzar y observar lo espectacular de la Quebrada.
Ya abastecidos de comida y agua continuamos nuestra marcha.
…………el viento sopla muy fuerte y hace que nuestra marcha sea más lenta , Avanzamos a través de una planicie seguida de enormes rocas talladas por la erosión de miles de años.
La falta de aire se hace sentir por momentos, cuesta recuperarse y a cada paso el piso suelto de roca se desplaza ladera abajo, a lo lejos pudimos ver el majestuoso vuelo de un cóndor que se dirigía hacia alguna Cumbre en este imponente paisaje puneño.
Después de un reparador descanso y de hidratarnos continuamos recorriendo estas sendas en donde se combinan resistencia y capacidad.
Dejamos los cardones atrás y nos encontramos con rocas grandes, en algunos casos el camino las rodea en otros fue necesario realizar una escalada para poder continuar con nuestra marcha….
Esta particular experiencia continuó hasta llegar a una roca de grandes dimensiones en un extremo la piedra tenía una forma plana, y resolvimos almorzar, teniendo en cuenta también la cercanía de la cumbre.
Recorrimos extensas sendas con ascensos pronunciados en un día fuera de lo común en el cerro Azul que nos mostró un paisaje diferente ……El silencio, los sonidos ,el paso del cóndor, y el viento nos enseñan otra forma de sentir el contacto con la naturaleza…
Fue sin duda un privilegio disfrutar de este trekking en compañía de amigos.
Conocer y disfrutar de estas salidas son una experiencia única, algo que todos deberían hacer al menos una vez en la vida.