La comida que lleves debe ser liviana, nutritiva y fácil de acomodar. En general lo ideal es que sean alimentos deshidratados puesto que normalmente es más fácil conseguir agua que algo que comer.
Frutos secos.
Hay de distintos precios y sabores. Son altamente nutritivos: ricos en proteínas, calorías, calcio, además de que muchos contienen Omega 3. También son un buen aporte de minerales y en el caso de la almendra es buena fuente de Vitamina E, la cual evita la anemia entre otras funciones. Son fáciles de transportar y puedes llevar una bolsita con estos a mano para colaciones rápidas.
También se puede llevar tapers para dividir frutos dulces y salados. Si bien la sal conviene evitarla para no deshidratarse, tener una reserva de maní salado no te vendrá mal para cuando te aburras de los frutos dulces. Galletas de arroz.
Son muy livianas y concentran una buena cantidad de calorías. Tienen la ventaja de que al entrar en contacto con los jugos gástricos tienden a expandirse, ayudando a la saciedad cuando tienes mucha hambre. También aportan proteínas, hierro, hidratos de carbono y vitaminas del complejo B, entre otros nutrientes. No son muy sabrosas pero son funcionales y con un poco de mermelada quedan bastante buenas.
Cacao.
Muchas personas acostumbran a tomar bebidas calientes en el día a día. En ese sentido hay que tener presente que no es buena idea llevar té ni café, puesto que ambos inhiben la absorción de nutrientes como el hierro. En el fondo estarás ocupando espacio en tu mochila para llevar algo que impide rendir al máximo.
El cacao es muy rico y nutritivo. Además es antioxidante y contribuye a la liberación de endorfinas, aportando a mejorar el ánimo, algo que no se puede desestimar en viajes largos.
Avena (u otro cereal fibroso como el centeno).
Con tanto alimento recargado de nutrientes y calorías no queremos terminar teniendo problemas para digerirlo todo. Aquí es donde entra en juego la avena o cualquier otro grano de cereal entero como puede ser el centeno. Te ayudará a mantener tu corazón fuerte y tu sistema digestivo funcionando a buen ritmo para procesar los alimentos pesados que estarás consumiendo. Nada más incómodo que caminar por horas mientras estás trancado. Asegúrate de que sea instantánea.
Alimento liofilizado.
Es básicamente comida deshidratada en frío. Hay una amplia variedad de sabores, desde lasagna hasta omelet, y basta con echarles un poco de agua hirviendo, esperar un poco y estás listo. Principalmente energético con algo de proteína y fibra. Tiene la ventaja de ser muy compacto por lo que puedes llevar varios sobres sin problemas.
Barras energéticas.
También aquí estamos en el campo de la energía transportable. Lo bueno es que es algo rico que puedes comer instantáneamente si te agarra un ataque fulminante de hambre en el camino. En lo posible busca que estén hechas en base a cereal o avena para que sean un verdadero aporte a tu organismo. Te das cuenta de lo buenas que son porque también se acaban rápido.
Fideos instantáneos individuales.
Debo reconocer que aquí me arranqué un poco del tema nutricional y quise incluir estos fideos porque cuando estás con frío y hambre se transforman en un verdadero plato gourmet. Algo pasa con el paladar que una vez que los estás saboreando no se te ocurre qué cosa podría tener mejor sabor en el mundo. Son poco nutritivos y ocupan espacio pero vale la pena llevar un par para subir el ánimo en algún día complicado.
En mi experiencia esos son los alimentos imprescindibles para viajes largos con mochila. Quizás haya alguno que queda fuera, pero con esto puedes sobrevivir un buen rato sin agregar tanto peso a tu mochila. Asegúrate de estar siempre alerta a fuentes de agua y tendrás una expedición sin hambre, sed o desnutrición. Alfredo Niklitschek.